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La infraestructura de la ciudad es el resultado de los logros obtenidos por los Bogotanos que estuvieron antes que nosotros, ejerciendo ciudadanía y construyendo ciudad. Cada edificio, casa, puente, parque y demás espacios que conforman nuestro inmobiliario urbano se construyó con el propósito de satisfacer una necesidad de interés público o privado, es la respuesta a lo que en algún momento fue una necesidad y seguramente hoy es un activo de carácter público o privado. Sin embargo, en ocasiones podemos ver como se permite la descomposición gradual de diferentes lugares que forman parte de nuestro espacio público y que debido a sus malas condiciones o mantenimiento juegan un papel negativo en cuanto a la consolidación de un mejor hábitat.
La infraestructura requiere de un tratamiento adecuado por parte de los responsables de su cuidado, no podemos creer que una vez construida una casa, edificio, parque o cualquier equipamiento ya concluimos la tarea, por el contrario, en ese momento debemos empezar a asumir la responsabilidad de mantener en optimas condiciones nuestras construcciones, las cuales sean propiedad privada o pública forman parte de la ciudad.
Nuestra querida Bogotá es el centro urbano más grande de Colombia, es la ciudad con mayores ingresos y oportunidades, lo que la convierte, entre otras cosas, en la ciudad con la mayor flota de transporte público y privado. Si tenemos en cuenta que la gran mayoría de personas y empresas utilizan combustibles fósiles, entenderemos que el nivel de contaminación es muy alto y las partículas que resultan del proceso de combustión no solo oscurecen nuestro aire, sino que también ensucian las paredes de nuestras casas, edificios, puentes, ventanales, todo nuestro mobiliario urbano, lo que hace necesaria la implementación de planes de limpieza para lavar y pintar nuestras fachadas de manera periódica.
No es casual que las calles, carreras y avenidas con mayor tráfico vehicular sean también los escenarios en los cuales se ven más edificaciones afectadas por la suciedad y la contaminación de los miles de vehículos que transitan cerca de ellas a diario. La producción de energía a base de combustibles fósiles tiene muchas ventajas, pero la contaminación y la suciedad que dejan a su paso son algunos de los efectos negativos sobre los cuales debemos actuar para mitigar los problemas que generan al ser humano y a nuestro entorno urbano.
La desidia en el cuidado de la infraestructura de la ciudad no solo afecta la armonía y la belleza del paisaje sino que compromete la seguridad ciudadana, razón por la cual se hace necesaria la reglamentación de esta actividad por parte de las autoridades de orden nacional y distrital, el vacio en la normatividad permite discrecionalidad por parte de los propietarios o responsables del mantenimiento adecuado de las edificaciones de la ciudad, que degenera en el caos y el abandono en que se encuentran muchas estructuras, impactando negativamente en la construcción colectiva de una mejor ciudad.
Este tema ya ha sido estudiado en otras latitudes, donde se ha optado por reglamentar este tipo de actividades en el entendido de que aunque el título de propiedad acredite autonomia total sobre la misma, nada impide exigir el mantenimiento adecuado debido a su importancia para los intereses colectivos y su impacto a favor o en contra de la construcción de un mejor hábitat. El siguiente es un ejemplo de esta situación a nivel internacional: “Según se desprende de las ordenanzas municipales del ayuntamiento de Madrid, los propietarios de edificios y construcciones han de mantenerlos en las adecuadas condiciones de seguridad, conservación y salubridad para su uso efectivo y habitabilidad” 1.
De ser tomado en serio este tema por todos nosotros, no solo mejoraríamos nuestro espacio físico, sino que abriríamos la posibilidad de crear o fortalecer nuestro sector económico, ya que seguramente habría empresas y personas que se especializarían en este tipo de actividades, abriendo así un espacio de trabajo beneficioso tanto para oferentes como demandantes. Siguiendo con el ejemplo anterior del caso español, encontramos que los servicios más solicitados en materia de intervención para el mantenimiento de infraestructuras son: “las intervenciones integrales de limpieza y pintura, junto con la reparación de humedades, bajantes, aleros, instalaciones de luz, agua y gas, fisuras, eliminación de grafitis, acristalamiento y aplicación de revestimientos”2. Este ejemplo resulta pertinente para la situación de Bogotá, ya que además de embellecer la ciudad crearíamos o ampliaríamos la oferta de un servicio que generaría empleo.
En nuestra ciudad se hace énfasis en la construcción de vivienda de interés social en el “centro ampliado”, pero poco o nada se hace para poner en optimas condiciones la infraestructura que existe en algunos sectores del centro de la ciudad y que se encuentra abandonada a causa de las condiciones de inseguridad, por esta razón este sector es poco atractivo como lugar residencial aun cuando cuenta con todas las condiciones para albergar a la población capitalina y ofrecerle cobertura total en materia de servicios públicos.
En la Avenida Caracas desde la Calle 13 hasta la Calle 26 se puede evidenciar el abandono de varios edificios, las condiciones de inseguridad, la falta de iluminación, la alta circulación de habitantes de calle y delincuentes, que erosionan cualquier intento por hacer atractivo este sector para la vivienda familiar aunque cuente con las ventajas que ofrece el centro de la capital. ¿De qué nos sirve pensar en hacer cosas nuevas si no somos capaces de mantener en condiciones optimas lo que tenemos?
En gran medida las condiciones de deterioro físico ayudan a consolidar escenarios de abandono, inseguridad, contaminación visual e insalubridad que erosionan la posibilidad de hacer que todos los sectores de la ciudad sumen y formen parte de la transformación que contribuya en la construcción de una Bogotá más bonita.
Para hacer frente a esta situación es necesario involucrar a los propietarios, administradores, funcionarios públicos y demás responsables de cada uno de los espacios de la ciudad, con una normatividad clara y una visión de ciudad compartida en la que a todos los actores les quede claro que si gana Bogotá ganamos todos, es necesaria una política pública seria y bien articulada que nos permita avanzar en esta materia, Recordemos que:
“Tener éxito en una política pública no es solo cuestión de formularla bien o de contar con el buen diseño. Con la emergencia de nuevos actores y de nuevos escenarios de negociación de la política pública, el éxito de la política pública depende en mucho de las formas de involucramiento, de coordinación y de articulación entre actores. A condiciones técnicas similares, una política pública funcionaría más que otras dependiendo entonces de los modos de articulación de los actores y de negociación entre estos para poner en marcha las decisiones técnicamente bien concebidas. Esto es, dependiendo de lo podría llamarse la gobernanza de la seguridad urbana”3 (sic)
Solo implementando una política pública de recuperación y mantenimiento de nuestros espacios podremos aprovechar al 100% la infraestructura de la ciudad sin dejar espacios abandonados o en malas condiciones. Resulta insuficiente pensar en hacer cosas nuevas que seguramente con el paso del tiempo, la falta de cultura ciudadana, de buenos hábitos de mantenimiento y conservación van a decaer en las mismas condiciones que las obras y los logros de nuestro pasado cercano, es importante y necesario hacer cosas nuevas, pero sin descuidar y mantener en optimas condiciones las que algún día lo fueron.
[pie]1 Saratxaga Iñaki, “Rehabilitación de fachadas: todo sobre la ejecución”, En: Overblog, Disponible en: http://es.over-blog.com/Rehabilitacion_de_fachadas_todo_sobre_la_ejecucion-1228321783-art217765.html[/pie]
[pie]2 Ibíd.[/pie]
[pie]3 “Hábitat y Seguridad Urbana. Tendencia, Prevención y Gobernanza de la Seguridad”, UNHABITAT, PNUD, ALCALDIA MAYOR DE BOGOTA, Secretaria Distrital de Gobierno, Pág. 240.[/pie]