Casi todos los problemas que nos afectan como sociedad son consecuencia de los malos hábitos y costumbres arraigadas en nosotros los ciudadanos, eso hace que sea imposible construir una mejor sociedad si no mejoramos primero como individuos, para lo cual es necesario que edifiquemos una cultura favorable al desarrollo de actividades que nos beneficien física, mental y socialmente, como el Deporte.
La práctica de cualquier deporte requiere de esfuerzo, constancia, disciplina y demás características que ayudan a forjar el carácter de quien lo practica. Del deporte se pueden tomar lecciones que son útiles en todos los aspectos de la vida gracias a que el correcto desarrollo de cualquier actividad física tiene una correlación muy fuerte con los valores, bien lo decía el filósofo francés Jean Hippolyte: «El deporte delega en el cuerpo algunas de las virtudes más fuertes del alma: la energía, la audacia, la paciencia», lo que nos ayuda a conseguir el dominio sobre nosotros mismos, para no ceder a los pensamientos negativos que nos debilitan y nos llevan a privilegiar el placer cortoplacista y complaciente de las decisiones del día a día que poco a poco aumentan la distancia entre la realidad que vivimos y la que soñamos construir.
La mejor forma de promover la práctica del deporte en nuestros niños y niñas es el ejemplo. Si ellos nos ven practicando deporte de manera constante aprehenderán desde una experiencia viva el valor de la perseverancia, la alegría que produce el juego, la importancia de establecerse retos, conocerán el valor de la disciplina y se motivaran a ser como sus padres y demás familiares cercanos. No ocurrirá lo mismo si nuestros niños nos ven ingiriendo alcohol frecuentemente, durmiendo hasta tarde y viviendo de manera negligente.
Somos un todo compuesto por espíritu y materia, de allí la importancia de cuidar de manera equilibrada nuestra parte interior y exterior como componentes esenciales de lo que somos. Debemos velar por nuestro bienestar y perfeccionamiento integral, tanto espiritual como físico para lograr un equilibrio que nos permita alcanzar un mayor nivel de armonía y bienestar, desarrollando de la mejor forma posible nuestras habilidades físicas, intelectuales y espirituales. Pensar que el cuidado de nuestro cuerpo es síntoma de narcisismo, vanidad y superficialidad no es una opción, debemos cuidarlo por nuestra salud, para vivir a plenitud el milagro de la vida junto con nuestros seres queridos, no podemos seguir con la “histórica dualidad mente/cuerpo prevalente en occidente y que ha llevado a una psiquiatría sin cuerpo y una medicina sin mente.” 1 Lamentablemente muchas personas creen que el cuidado del cuerpo es solo un asunto de vanidad y se escudan en posiciones pseudo – intelectuales para asumir su cuerpo como el medio de transporte de sus valiosísimos cerebros, cargados de ideas que los llevan a pensar que no existen razones apremiantes para cultivar hábitos saludables. A estas personas vale la pena recordarles que “la atención al cuidado del cuerpo aumenta la fuerza en todos los ámbitos. Una persona que duerme bien, come alimentos nutritivos y realiza ejercicio estará físicamente bien, y por lo tanto será capaz de desarrollar la fuerza en muchas partes de su vida” 2 .
No podemos permitir que nuestra vida pase mientras dejamos morir la mejor versión de nosotros mismos pensando que la legitimación cultural de los malos hábitos anula su efecto nocivo sobre nosotros. El consumo de alcohol, el sedentarismo, la mala alimentación, asumir el deporte como un espectáculo del cual solo somos simples espectadores y no como una actividad física o un juego del cual podemos ser protagonistas, entre otras cosas, nos han llevado a desconocer la inmensa riqueza de una vida activa y saludable. Ese estilo de vida no nos permite brillar, por el contrario, opaca todo lo bueno que hay en nosotros y nos arrastra hacia una cultura de pereza, autocomplacencia, enfermedad, baja autoestima, mediocridad, enfermedad e insatisfacción.
Tampoco podemos seguir cayendo en la trampa de asumir el deporte como un estilo de consumo que nos lleva a lucir ropa deportiva mientras vivimos vidas sedentarias y de malos hábitos alimenticios, esto no puede ser trivializado como un asunto de apariencia y de moda que no trascienda sobre nuestro real estilo de vida. Esta reflexión cobra importancia en un contexto económico en el cual para empresarios y comerciantes “hay muchas oportunidades de negocio dentro del mercado de vestuario, salud y suplementos, bebidas deportivas y energéticas y productos electrónicos hechos para los consumidores que hacen ejercicio y se preocupan por su salud” 3 . Muchas personas han sucumbido frente a la publicidad y las estrategias de mercadeo, confundiendo la actividad deportiva no como un estilo de vida sino como un asunto de apariencia.
La creación de centros locales de promoción y formación deportiva, para toda la comunidad es una tarea pendiente por parte de la administración pública. Necesitamos recuperar nuestros parques y demás escenarios deportivos, además de ampliar la oferta institucional de estos espacios con calidad, seguridad, iluminación, correcto mantenimiento y con el acompañamiento de profesionales en áreas de educación física, nutrición, medicina y psicología para motivar, apoyar y asesorar a todos nuestros conciudadanos en el desarrollo de sus actividades deportivas tanto a nivel recreativo como competitivo. No podemos permitir que se estigmatice la práctica deportiva y hábitos saludables como si esta respondiera a condicionamientos sobre el atractivo físico de hombres y mujeres debido a la presión que ejercen los medios de comunicación y las empresas por medio de la publicidad, ya que hay quienes niegan los beneficios del deporte porque desde lecturas simples y equivocadas de la realidad consideran que al promoverlo se contribuye en la consolidación de una cultura superficial que idealiza las apariencias perfectas desde el punto de vista estético, desconociendo su importancia en el cuidado de la salud y la formación de las personas.
Muchas veces pensamos que estamos en condición de comportarnos de manera responsable, creemos que nuestras acciones son gobernadas por nuestro buen criterio y que las consecuencias de nuestras elecciones no afectan de manera negativa a la sociedad ni a nosotros mismos, pero en realidad nos equivocamos. Como ocurre con el consumo de bebidas alcohólicas, muchas veces pensamos que nos merecemos unas cervecitas o unos tragos después de una semana o una jornada de trabajo, actuamos así una y otra vez, mientras lentamente le damos vida a la célebre frase del filósofo chino Confucio: “Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos”, creando así dependencia por esas bebidas tan legitimadas en nuestra sociedad, donde cualquier situación suele ser un motivo para ingerir licor.
Caemos en la autocomplacencia y nos justificamos pensando que consumir alcohol cada fin de semana o un poco a diario no nos convierte en alcohólicos porque creemos que todo está bajo nuestro control. Consideramos normal el daño que le infligimos a nuestro organismo a pesar de los evidentes síntomas de malestar físico y mental que presentamos el día siguiente a una jornada de consumo de alcohol. Haciendo esto nos debilitamos físicamente, malgastamos nuestros ingresos, envejecemos prematuramente, al desinhibirnos generamos muchas veces problemas de convivencia, le damos mal ejemplo a nuestros menores, etc. Esto debilita nuestra real “Autonomía” y degrada nuestro comportamiento, afectándonos a nosotros mismos, a nuestra familia y a nuestra sociedad porque libremente elegimos abrirle pasó a hábitos que nos afectan física y mentalmente.
Todos debemos romper las cadenas que nos atan a la pobreza, porque como bien lo decía Eduardo Galeano: “Pobres, lo que se dice pobres, son los que tienen piernas que se han olvidado de caminar, como las alas de las gallinas se han olvidado de volar” 4.
1 Uribe Miguel, “Día de la salud mental. No existe la psiquiatría sin cuerpo ni la medicina sin mente”, Banco Interamericano de Desarrollo, Octubre 6 del 2014, Disponible en: http://blogs.iadb.org/salud/2014/10/06/dia-de-la-salud-mental/